No hay más cupo. Los que quedaron afuera tendrán que esperar otro año más para ser de la partida en el Ironman de Brasil. Las ganas de completar el desafío no ve virtudes y defectos de un gigante que ya no es lo que era.
En 12 años que estuvimos en el Ironman de Brasil, vimos desde la incertidumbre que representa organizar una prueba de esta magnitud, hasta la tranquilidad por la experiencia acumulada de tantos años de trabajo, el último 27 de mayo.
Pasaron sponsor de renombre, varios de los mejores atletas de elite del mundo comoLothar Leder, Wendy Ingraham, Faris Al Sultan o Spencer Smith, pero desde los últimos años, la carrera se convirtió en una prueba regional y con apenas un par de atletas extranjeros en la elite haciendo sus primeros pasos entre los profesionales.
Antes, los candidatos al podio eran traídos desde distintas partes del mundo y se los alojaba en los mejores hoteles. En los últimos años, se fueron recortando beneficiosy se pasó a no invitar a nadie, y cada uno se tenía que pelear por los premios para intentar solventar los gastos. Y recién en el último año se incrementaron las premiaciones hasta llegar a los 15 mil dólares que se llevó Ezequiel Morales tras ganar por primera vez la prueba.
Los constructores descuidados
No cabe duda que Oscar Galíndez y Eduardo Sturla fueron el motor fundamental en la construcción de esta competencia. Y hoy ellos continúan largando solo porque la mayoría de sus anunciantes son brasileros. Todos arman sus promociones detrás de sus imágenes. La organización ya no les da ni alojamiento, ni viajes, y desde que se implemento la licencia anual, se han ahorrado hasta la inscripción.
La acción solidaria llevada a cabo por Galíndez el año pasado fue el último vínculo entreLatín Sport y el argentino. A pesar del éxito de la acción parece imposible que se vuelva a repetir. El argentino, ganador de tres ediciones, ni fue invitado a la conferencia de prensa.
Para los locales, el atractivo por estar sin duda que es lograr el primer triunfo de un Brasilero en la prueba. Parecía que Santiago Ascenso lo lograría este año, pero el segundo puesto y el título de “mejor local” sigue siendo favorable. Sobre todo porque es un gran imán para su trabajo como entrenador.
La carrera
En cada una de las etapas se han visto recortes, al menos, desde el 2008 hasta esta fecha. El drafting no deja de ser un tema menor, y aunque se intente combatirlo, otra vez se vieron muchos pelotones. “Este circuito no tolera más corredores”, fue la confesión que nos hizo una persona involucrada directamente con la organización de la prueba. Pero cada año, los corredores se convierten en los principales soportes de la estructura que no logra seducir a grandes anunciantes desde la salida de Brasil Telecom.
Entre los puntos para destacar, este año volvieron las toallas de la llegada que faltaron en 2011, pero la comida en la meta fue escasísima y no hubo geles durante toda la prueba. Hasta el color de la comparase en la cena de bienvenida brilló por su ausencia este año.
La prensa también victima
Desde que llegamos a Florianópolis en 2001, pasamos por distintas situaciones. Desde ser invitados a competir, alojarnos en los mejores hoteles, comida, traslado y alojamiento, hasta sufrir este año que ni siquiera nos den una vianda durante la extensa jornada de cobertura que significa seguir una prueba como esta.
Aunque con las inscripciones parezca que cierran los números, la difusión y la imagen de la competencia es necesaria mantenerla y empujarla año tras año.
Los argumentos
Organizar un triatlón, en cualquiera de las distancias, es muy difícil. Pero al tomar el reto, también se toman innumerables riesgos. “No tenemos sponsor principal”, es la principal excusa para Carlos Galvão, director de la prueba, para quienes le remarcan las carencias que se ven cada año.
Contra el drafitng, este año hubo 29 fiscales, y se comparó con las apenas 4 que había en Ironman Florida de noviembre, donde los pelotones, se multiplicaban.
Pero limitar las carencias a la falta de un sponsor principal, cuando las inscripciones aumentan en cada edición, y se pagan con un año de anticipación, no alcanzan como excusa.
Ni las acciones solidarias parecen salvarse. Con el anuncio de 100 cupos a la venta, a 1300 dólares cada uno, se aclara que la donación involucrará el monto extra al valor de la inscripción.
Otro punto que aprovecha la organización es el retiro anticipado de muchos corredores. Con un año de antelación se aseguran los cupos, pero los datos dicen que al menos el 20 por cinto no larga la competencia y solo se les devuelve una tercera parte de lo abonado.
Volver
¿Porque vuelven? Porque es el único Ironman que esta a un máximo de 5 horas de vuelo en toda Sudamérica, porque no deja de ser económico, porque es como correr en nuestro país, por la gente… por la distancia.
Otro de los puntos por los que los corredores eligen volver es que a pesar del surgimiento de otras pruebas full distancia en la región, no han podido satisfacer con una prueba acorde a las exigencias del atleta.
Lo más sorprendente es que al menos, no se hable de otra prueba full ironman oficial en los próximos dos años. ¿No es atractiva la región? ¿La WTC no logra tener todo bajo control tan lejos del umbral de su casa?, la alternativa de Mexico parece tener más peso. En 2009 se realizó la primera prueba en Cozumel y ya se anunció la segunda para 2013. Hoy son una buena oportunidad para probar nuevos horizontes.
Por Marcelo La Gattina| tw@mlagattina
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